“Bibliotecarios 2020, ahora es una parte más de mi misma, es mi reflejo en el entorno digital, mi imagen de marca. Profesionalmente soy lo que se ve en el blog”.
No es fácil presentar a Nieves González Fernández-Villavicencio, y no precisamente por falta de títulos académicos, sino porque en su caso abundan. A lo largo de su carrera ha simultaneado la gestión bibliotecaria, la docencia y las competencias digitales.
Esto, unido a su enorme popularidad y a una vida rica en eventos académicos e historias de trabajo profesional exitosos, hace de Nieves González Fernández una de las bibliotecarias y personajes más interesantes e intensas de la España de nuestro siglo.
En la siguiente entrevista la Dra. Nieves González hace un análisis profundo de su trayectoria intelectual en el mundo de la información y del conocimiento, y de cómo la bibliotecología trasciende en su vida profesional y personal.
Escribe: Fernando J. Pebe
– ¿Qué reflexiones le deja estos 34 años en la gestión bibliotecaria?
Yo quería ser archivera desde muy pequeña. Mi padre lo era y yo deseaba parecerme a él algún día. Vivíamos pegados a un archivo, el de la Casa de Medinaceli en Sevilla, y el olor a legajos marcó mi infancia. Por lo tanto parto de un concepto muy idílico de la profesión de gestión de la información que luego desarrollé como bibliotecaria.
Mi comienzo en el mundo de las bibliotecas en la Universidad de Sevilla (USE) está sumergido en normas y medidas. Medidas de temperatura, de humedad, de las patas de los ficheros de los catálogos, de las gavetas, de distancia entre sillas, de mesas y estanterías, etc. Normas de catalogación, de encabezamientos de materia y CDU, de silencio, de préstamo, todo muy serio, estricto y correcto.
Hoy nada de eso es así, seguimos con normas y medidas pero que se adaptan, son flexibles. Antes el libro y el catálogo que lo representaba eran el centro de la biblioteca, su razón de ser. Ahora es el usuario, todo gira a su alrededor, todo se flexibiliza y adapta. Es verdad que las tecnologías le han aportado ligereza al libro, lo han despojado de sus ataduras y servidumbres. El libro, la información, el contenido, es lo que importa.
El profesional de biblioteca deja de estar amarrado a un espacio y se convierte en un profesional polivalente, más visible, integrado en equipos multidisciplinares, que aporta sus conocimientos atesorados durante tantos años pero que actualiza de forma constante, que es formador, asesor de investigación, que se vale de la tecnología como no podía de ser de otra manera, que es rentable para la institución.
Quizás en lo que hemos empeorado ha sido en la colaboración con otros bibliotecarios. Leemos más, estamos más al tanto de lo que hacen, pero la colaboración real creo que se ha resentido con lo online y este nuevo enfoque de integración en la propia institución.
– ¿Qué la llevo a dar el salto de la gestión bibliotecaria a la docencia universitaria?
Yo soy bibliotecaria de profesión por encima de todo. Mi incursión en la docencia es mucho más reciente, desde el año 2001. Surgió una plaza en la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y me presenté. Llevaba ya varios años impartiendo clases en Masters universitarios, cursos para bibliotecarios, por lo que la docencia no me asustaba. Con 14 años di mis primeras clases particulares.
Trabajando como trabajo en una biblioteca universitaria, formar parte también del profesorado es ver la biblioteca con otros ojos, te conviertes en parte de los staholders de la biblioteca. Entiendes mejor su perspectiva de la biblioteca pero también su trabajo. Llevas adelante los programas de las clases, la planificación docente, las tutorías, la integración de las NT en el aula, el sufrimiento de la política universitaria; en el ámbito investigador ocurre lo mismo, te acreditas para la promoción, investigas y publicas, colaboras con otros investigadores en proyectos de investigación, etc.
Debería ser obligatorio que todo bibliotecario de universidad fuera asimismo docente pero con papeles, de forma oficial.
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La Dra. Nieves en Santiago de Chile, disfrutando del buen vino chileno, 2015 |
– ¿Qué significa Bibliotecarios 2020 en tu vida?
Comenzó siendo una especie de diario, un cúmulo de reflexiones, después se convirtió en un cuaderno de trabajo, en el que reflejaba mis lecturas y comentarios, mis presentaciones públicas, dónde se entablaba la conversación antes de los medios sociales, y ahora es una parte más de mi misma, es mi reflejo en el entorno digital, mi imagen de marca. Profesionalmente soy lo que se ve en el blog.
–Publicas frecuentemente en diferentes medios. ¿Te consideras una escritora? ¿Cómo te consideras?
Me considero una bibliotecaria, con mucha vocación docente, que le dedica muchas horas a la lectura profesional, a estar al día en todo lo que vaya surgiendo, y que quiere compartir lo que hace con sus colegas de profesión. Si no escribimos sobre lo que hacemos, nuestras inquietudes, nuestros proyectos e investigaciones, estamos despilfarrando los recursos que hayamos invertido.
– ¿Te sorprende la reacción de la gente frente a tus escritos?
Generalmente no, es bastante previsible, aunque algunas veces sí. Por ejemplo, en mi último ThinkEPI sobre el papel del bibliotecario formador y la necesidad de un status oficial, de un reconocimiento oficial, hubo voces desde el sector docente de la profesión, que se rasgaron las vestiduras. Incluso algunos indicaron que era una entrada en la docencia por la puerta de atrás.
–Eres una profesional de reconocida trayectoria. ¿Cómo te enfrentas a la admiración de los otros?
Con mucho agradecimiento. Cuando me dicen que me leen es el mayor de los piropos que pueden hacerme. No trabajamos en esto para enriquecernos, todos lo sabemos. Yo no se qué son los fines de semana, me llevo todo el tiempo de que dispongo dedicada a investigar, publicar, poner notas, planificar la docencia y la gestión de la biblioteca. Es mi pasión. La recompensa que obtengo es que alguien lea y le sirva lo que escribo o digo en conferencias o cursos. Un alumno del MAES, del master de formación del profesorado de secundaria de la UPO, vino a verme un día, tras las clases, para enseñarme una tecnología docente que había localizado y como la iba a emplear en sus clases, porque sabía que me iba a gustar. Transmitir esa pasión es en el plano docente la mayor satisfacción.
– ¿Qué sabemos de marketing las bibliotecas?
Poco o nada. Le ponemos mucha voluntad, aplicamos técnicas de marketing con mayor o menor éxito, pero de estrategia de marketing sabemos poco. En líneas generales se sigue identificando marketing con vender, y esa es una palabra que cuesta entender en el ámbito de las bibliotecas, que no tienen ánimo de lucro.
Marketing es mucho más, es adecuar nuestros productos y servicios a las auténticas necesidades de los usuarios, es poner al usuario en el centro del servicio. Se nos llena la boca con esta frase pero no es verdad. No lo hacemos.
– ¿Qué rol debería tener internet en la educación?
Internet, lo digital, es parte de nuestra vida, no? Pues la misma debería tener en la educación. Ser parte de la educación. El problema está en que los responsables son no solo emigrantes sino visitantes digitales, y no pueden entender que los estudiantes en general sean residentes digitales. Viven en lo digital. La educación no puede ignorarlo.
– ¿Cuál es la relación que mantienes con las redes sociales?
Las uso para mi profesión, sobre todo. El whatsapp lo utilizo más en lo personal y el resto de las redes con distintos motivos profesionales. Twitter, LinkedIn, Diigo, SlideShare o YouTube para la gestión de mi marca profesional, las redes sociales científicas para mi perfil investigador, Facebook para la comunicación social con profesionales, asociaciones, Instagram para mi faceta de fotógrafa…
– ¿Cómo entender a esta sociedad juvenil del conocimiento y las redes sociales?
Creo que leyendo sobre el tema, viendo los datos que salen de estadísticas y estudios sobre el tema, observando sus comportamientos, hablando con ellos. Como directora de la biblioteca de Económicas de la USE, observo como los alumnos utilizan las tecnologías para trabajar en equipos independientemente de donde estén. Veo mesas de trabajo en grupo donde unos del equipo están en el móvil, otros en el portátil y el resto en presencial. Utilizan las tecnologías y los medios sociales para obtener un beneficio en sus tareas diarias. Los excesos siempre han existido. Con tecnología o si ella, con medios sociales o sin ellos. Lo importante es la educación que seamos capaces de integrar.
– ¿Podemos hablar de las competencias digitales?
Esa es la educación de la que hablaba en la pregunta anterior. Falta integrar las competencias digitales en el Curriculum del alumno, del docente y del bibliotecario. Se está haciendo mucho en este sentido, pero sigue faltando la objetividad cuando se aborda y planifica este tema. Cada cual solo ve su parcela y falta generosidad y amplitud de miras.
–Muchos creen que el internet está matando el libro impreso. ¿Cuál es la verdad?
Que las tecnologías conviven un tiempo y después se sustituyen en su gran mayoría. Creo que el libro impreso seguirá existiendo mientras existan lectores de libros impresos.
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La Dra. Nieves González es una experimentada conferencista de fama internacional |
– ¿Cuáles son los desafíos de hoy?
Entender el negocio de la publicación, de la edición. No pueden seguir existiendo con las mismas reglas de juego en un entorno que ha cambiado todo. Lo digital lo ha transformado casi todo, ¿cómo puede ser que se resistan a seguir igual? La dificultad para integrar libros electrónicos en las bibliotecas, para su lectura y uso, las nuevas formas de consumo en dispositivos electrónicos, de compartir y reusar la información, de publicar, el mismo concepto del libro, el Open Access, etc., son desafíos de hoy, cómo lo son también las nuevas métricas para evaluar la producción científica, las Altmetrics.
–Tu vida profesional-académica es nutrida. ¿Es complicado no repetir contenidos entre una y otra actividad?
Para mí no porque cambio con mucha rapidez. Cuando veo que el tema está más o menos cerrado o no aporta novedad, cambio a otro que también me apasione. Por ejemplo, de biblioteca 2.0, pasé a medios sociales, de ahí a marketing digital y ahora estoy trabajando con las altmétricas. Lo único que se mantiene son las competencias digitales, que a su vez va cambiando influenciada mucho por las tecnologías, de ALFIN, a ALFIN 2.0, a CI2 (Competencias informáticas e informacionales) y de ahí a DigCOMP.
–Con los años de experiencia que llevas, cuando se ha superado el rostro fatuo y fugaz de la felicidad y del éxito. ¿Qué queda en pie por hacer?
La curiosidad, seguir en alerta, abierta a la novedad, aquello que puede ser de interés para el mundo de las bibliotecas y la docencia.
– ¿Te sientes famosa? ¿Hasta dónde quisieras llegar?
No me siento famosa, aunque sí algo más que otras compañeras que comenzaron conmigo. Te satisface que tu nombre suene en determinados temas, pero la fama es muy fugaz y costosa de mantener. No merece la pena tener ese objetivo. El mío es seguir estando alerta e investigando en un tema, hasta que cambie de tema.
– ¿Qué es lo que más te obsesiona?
No estar al día, desconocer lo último que se está diciendo en un tema profesional. Estar obsoleta. Y por otro lado, no dar la respuesta adecuada a mis usuarios, a mis alumnos, a mis colegas.
– ¿Cuál es la mayor lección que ha aprendido en estos años?
Que todo el mundo no puede estar de acuerdo con lo que haces, con lo que dices o cómo lo ves y que hay que vivir la pasión de cada uno, en el trabajo. Si no es así, cambia de trabajo. Esto es difícil decirlo en momentos de crisis económica cuando o no hay trabajo o están en precario. Pero no hay que olvidarlo para cuando llegue el momento.
–Para concluir, ¿en qué proyecto se encuentra actualmente?
En un proyecto en la Biblioteca de Económicas para conocer el nivel de satisfacción de los alumnos (uno de los stakeholders) con la biblioteca y desarrollar un plan de marketing que la reposicione en el centro de la Facultad. Hemos realizado 1500 encuestas a alumnos de primero y tercero y ahora las estamos valorando. Cuento con un alumno de marketing de la Facultad y la colaboración de dos profesores.
Por otro lado estoy trabajando con las altmétricas, tema que aúna la visibilidad de los investigadores (los otros stakeholders de la biblioteca), con el impacto en medios sociales. Estamos preparando un curso para los bibliotecarios de la USE y varios artículos. El día 20 de este mes daré una conferencia sobre Altmetrics a los bibliotecarios del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España).
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Construyendo puentes entre bibliotecarios |