‘Las redes sociales son útiles, nos conectan, el ser humano es un ser social por naturaleza; otra cosa es el mal uso que se le dé a las cosas, a las ideas’
Ginés J. Vera es un escritor español nacido en Valencia con permanente vinculación con los peruanos residentes en la madre patria. Sabe de nuestra rica trayectoria literaria y cultural; así como nosotros sabemos que Ginés J. Vera es un trabajador del conocimiento literario, empedernido lector. Ginés J. Vera ha elegido la literatura como un medio de supervivencia, es su nexo con el cosmos, con la vida. Su quehacer literario es una combinación perfecta de poeta, narrador, docente, conferencistas, bloguero y comunicador que lo llevan a la práctica diaria de la creatividad en todas sus facetas.
Recientemente ha publicado el libro: ‘El escritor impaciente. Manual para narradores’ (Valencia, 2015) obra que destaca por su naturaleza didáctica, lúdica e irreverente, destinado a perdurar por muchos años en la memoria de los amantes de la lectura, que buscan seguir las huellas del maestro. Además y todavía tiene publicado los libros: Cuentagotas (2009), El hechizo de la mujer Dragón (2010), Exquisita tortura (2012) y Caleidoscopio (2013). Gestiona los blogs: Maleta de libros, Alimentación Saludable, Ginés J, Vera y Acento Literario.
Ginés es de esas personas que hace de su profesión, la pasión polifacética de su vida, disfruta de toda la cornucopia que nos da la literatura.
Escribe: Fernando J. Pebe
–Ginés eres un entrevistador por excelencia, dime. ¿Qué es una entrevista para ti?
Un diálogo entre las dos (o más) personas que participan al punto que cada cual se muestre cómodo, generoso, sincero y comprometido con lo que va a contar, aunque sea de únicamente de su libro, imprimiéndole su propia personalidad. Por eso prefiero entrevistar a escritores que reseñar subjetivamente sus obras.
–¿Cuándo sientes que una entrevista salió redonda? y ¿Cuál es el promedio de preguntas que debería tener una buena entrevista?
A veces los entrevistados se sienten más o menos cómodos en función del propio lugar de la entrevista, el cansancio acumulado por otras entrevistas anteriores, el enfoque de la preguntas o si logra o no empatizar con ellos. Por eso, creo que sale redonda cuando el entrevistado se muestra tal como quiere ser, sin distracciones, si dialoga sin complejos, a su aire. Procuro no interrumpir ni tan siquiera cuando veo que titubean con una palabra e imagino cuál es. Como mucho, si no se muestran cómodos, a veces bromeo o entro en alguna pequeña complicidad.
No tengo una media de preguntas, aunque suelo llevar de más; a veces el entrevistado las contesta antes de plantearlas; otras, si veo que está comunicativo, improviso algunas que no llevo anotadas, éstas puede que salgan editadas en la composición final o no, pero a mí me sirven para crear la atmósfera, para establecer esa comodidad de la que hablaba, es importante que esté presente.
–Gestionas cuatro blogs, dictas talleres, escribes relatos, resúmenes, artículos, dictas conferencias. ¿Sientes que estás viviendo los mejores momentos de tu vida creativa?
Tal vez sí, la vida se vive hacia delante pero se comprende echando la vista atrás. Trato de hacer lo que me gusta, me llena, me apasiona siempre que pueda con ello sin echar aún la vista atrás. Esta entrevista, por ejemplo, me hace reflexionar en esos frentes abiertos y que hasta ahora no me había casi percatado. Gracias.
–Eres un docente literario exitoso, la gente sigue tus consejos como si fueras un profeta. ¿Te asusta un poco?
No creo, sinceramente, que la gente siga mis consejos de ese modo, yo al menos no me creo ningún profeta ni por asomo. En mis talleres dejo claro a los alumnos que el talento lo llevan ellos dentro, que yo solo les ayudo a que emerja y, en todo caso, a motivarles para que escriban si lo sienten. También les digo que no trato de hacer copias de mí mismo en ellos, que cada cual ha de hacer valer su estilo por acción o por omisión. Me asusta más que crean que vivir de escribir es fácil, que quieran compararse con autores consagrados olvidando que uno no termina de aprender mientras vive, uno ha de exigirse siempre lo mejor de sí mismo y no tener miedo, salvo al miedo mismo.
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El escritor impaciente Ginés Vera, entrevistado |
–Dicen que los artistas son hombres libres, sin ataduras mentales, ¿eres feliz?
Me temo que aún hay quien piense en lo romántico de la vida de artista, pero estamos en una sociedad real y realista; hay que alimentar el alma y también el cuerpo, para ello es necesario una fuente de ingresos y del arte viven otros, no es mi caso; he de hacer equilibrios en el alambre alguna que otra vez, pero soy feliz fugazmente, de vez en cuando y sin saberlo; hago aquí mías las palabras del poeta José Manuel Caballero Bonald en su poema ‘Azotea’.
–¿Cuál es el mensaje más sencillo para ser feliz?
Alguien me dio hace tiempo una definición de felicidad como la ausencia de miedos.
“Somos felices acaso cuando no tenemos miedos,
cuando estamos a gusto con lo que hacemos
sin añoranzas ni temores por el devenir”.
Ser feliz es disfrutar del momento pensando que lo malo pasa, que lo bueno también, pero todo gira, que como decía Cervantes: ‘el tiempo suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades.’
–Entre tantos conflictos, ¿qué disfrutas de la labor realizada?
Procuro disfrutar de cada pequeña victoria cuando descubro que me propuse un reto –o se me impuso por las circunstancias de la vida– y lo supero. Es como esa paradoja en la que nos pasamos la vida esperando: de chicos queremos ser adultos; en los estudios, acabarlos; luego emanciparnos, que llegue el fin de semana o las vacaciones o cuando no la ansiada jubilación, siempre esperando. Es mejor disfrutar de las pequeñas cosas y no poner todas nuestras esperanzas en algo que está por venir; carpe diem.
–¿En qué momento nacen las ideas para tus creaciones?
Bueno, las ideas vienen y van, algunas se quedan. Hay ideas que salgo a buscarlas de día, otras de noche, en un momento de relax; algunas vienen en sueños y hay que asirlas al abrir los ojos para que no desaparezcan. Las musas, como la inspiración según Picasso, se dejan mimar si a uno le ven delante de la hoja o el ordenador.
–¿Cómo entender a esta sociedad juvenil del conocimiento y las redes sociales?
Es una buena pregunta. Creo que el conocimiento nos da libertad. Si uno vive cerca de un profundo lago y corre el riesgo de caerse un día y ahogarse puede optar por construir un muro para protegerse o aprender a nadar. Las redes sociales son útiles, nos conectan, el ser humano es un ser social por naturaleza; otra cosa es el mal uso que se le dé a las cosas, a las ideas. Un mal uso de las redes sociales y del conocimiento es tan malo como puede ser un mal uso de la energía atómica: puede ayudar en medicina o puede quitar vidas en forma de armamento. Aprendamos y enseñémosles a usar las TIC’s correctamente; no pongamos muros, enseñémosles a nadar.
–Vivimos en un mundo lleno de corrupción, violencia, crisis española, griega, guerra en Siria… ¿Hacia dónde va el mundo, Ginés?
No tengo una respuesta para eso pues sería un iluminado, uno de esos entendidos que aconsejan a los gobiernos aunque estos no les hagan caso.
El mundo no son los demás, somos nosotros,
todos componemos el mundo.
El mundo irá en la dirección que todos
decidamos que vaya;
los gestos y maneras de cada cual tambiénhacen sociedad, definen el grupo por la suma de las individualidades. Empujémoslo en la buena dirección actuando con acierto.
–Dijo un poeta peruano (Fernando Iwasaki) “porque no somos genios, no tenemos más remedio que hacer un poquito de todo”. ¿Cómo logras escribir en diversos géneros literarios a la vez?
Me considero, en mi humildad, una persona creativa y trato que esa creatividad se refleje –o se exprese, mejor dicho–, tal como viene. A veces es en forma de microrrelatos o de relatos; otras es en forma de taller o de lúcidas preguntas a un autor. Dejo que la creatividad fluya, es un ejercicio que recomiendo porque sirve para escribir y también para resolver conflictos o problemas de la vida diaria.
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Ginés J. Vera y su taller de narración |
–Imagino que en tu memoria deambulan muchos personajes de la literatura española. ¿Qué recuerdos del periodista peruano Fernando Villarreal? Fernando Villarreal es un amigo al que echo de menos por muchas de sus facetas, las humanas en particular, aunque en la literaria es un maestro de las distancias cortas así como del periodismo. En mi memoria queda pendiente algo que me contó en España, desde aquí se lo recuerdo para cuando lea esta entrevista, esa antología de relatos pendientes que duermen el sueño de los justos.
–Sabemos que tu compromiso con la literatura es total. ¿En qué proyecto literario te encuentras actualmente?
Además de los concursos literarios en los que participo, que me sirven para retarme a mí mismo y para no perder pulso narrativo, tengo entre manos participar en una antología con otros autores, con relatos de terror. También están los talleres literarios, quizá con el lógico parón estival de los alumnos. Y una novela, pero esto es casi una confidencia, no quiero destapar el lienzo hasta que el cuadro esté acabado del todo.
–¿Qué esperas de tu reciente publicación: ‘El escritor impaciente. Manual para narradores’?
‘El escritor impaciente’ es un libro que he escrito con cariño y humildad, creo que puede animar a muchas personas a encontrar su voz literaria interior, a que pierdan el miedo a desarrollar una novela, incluso a aquellos que ya escriben dándoles nuevas herramientas narrativas o consolidando las que ya saben a través de ejemplos y ejercicios. Espero que sea un libro útil, que se sientan satisfechos de su adquisición y les sea de provecho en algún momento. Por ahora las críticas, los comentarios de quienes lo han leído, avalan este propósito. Me alegro.
–Finalmente, ¿cuáles son tus ilusiones ahora?
Siempre me surgen retos, bien porque los busco o porque se presentan sin avisar y les doy la bienvenida; me ilusiona tenerlos, saber que puedo dar más de mí mismo, no quedarme en la indolencia. No sé cuándo tendré lista mi novela, cuando llegará a los lectores, no tengo prisa, no soy un ‘escritor impaciente’. Quiero que sea una obra que los lectores no compren solo por compromiso, por simpatía hacia mí, que la disfruten tanto o más que yo como alquimista y padre literario. Me ilusiona saber que soy libre, la libertad es pariente de la felicidad, ansío ser un hombre libre y feliz con las elecciones que he tomado.