“…me gusta escribir y he estado persistiendo vehementemente en la escritura y creo que –ahora- he logrado posicionarme en un sitial inesperado y eso me reconforta mucho.”
Su sensibilidad artística se nutrió de los paisajes de su infancia andina, de las costumbres y de los yaravíes que se cantaban en los remotos pueblos del sur ayacuchano; se nutrió con fantásticas historias y leyendas que revoloteaban en la cabeza de aquel chiti ingenuo, puro, lleno de sueños…
Estamos hablando de Sócrates Zuzunaga Huaita, autor de una serie de cuentos y novelas; retratador de verdades, sabía plasmar los sentimientos y estados de ánimo a través de una palabra bien puesta, de una creativa metáfora. Lo suyo es catedra y magisterio; literatura y talento.
Que más puede decirse de un escritor tan celebrado y multipremiado por la calidad de sus obras. Sócrates Zuzunaga pertenece al parnaso de escritores peruanos que vienen dando gloria a las letras latinoamericana. Es un tesoro nacional para nosotros de alguna manera. Por su trayectoria literaria, su vocación educativa y su compromiso de promoción de la cultura. Y ahora aquí lo tenemos entre nosotros con su sencillez y humilde de siempre concediéndonos esta extraordinaria entrevista. No se la pierdan.
Escribe: Fernando J. Pebe
–Sócrates, acabo de leer tu novela “Recuerdos de lluvia” y me parece que es tu mejor libro. ¿Así lo aprecias tú también?
“RECUERDOS DE LLUVIA” ha sido catalogada por muchos escritores y críticos literarios como la mejor novela de estos últimos tiempos, por el lirismo andino con que está escrito, por su frescura y honda ternura en el lenguaje. Es una novela que fue muy celebrada por escritor Oswaldo Reynoso y por el crítico literario Ricardo Ayllón. Por mi parte, yo también le tengo un gran cariño a esta novela porque allí se encuentran mis primeros escritos. Y fue la novela con que gané el Concurso Nacional de Educación HORACIO, en 1994, a cuya convocatoria lo envié por sugerencia de mi padre Ricardo, a quien también le agradó sobremanera la forma como estaba escrita. Lo que me apena es que mi padre falleció sin enterarse del resultado del concurso… En realidad, esta novela es una ventana abierta hacia el remoto y añorado universo de mi tierna infancia. En ella relato todas las vivencias, alegres y tristes de mi niñez. En ella se encuentran personajes típicos, entre amigos y campesinos de mi pueblo Pausa. Pero, no me atrevo a decir que es mi mejor novela, porque a todos mis escritos les tengo un inefable y especial cariño y los quiero a todos por igual… Es como si me preguntaran: ¿a quién de tus hijos quieres más?... En cambio, mis lectores, sí, pueden escoger y decir cuál de mis obras les parece mejor…
–Te considero heredero del escritor José María Arguedas por tu conocimiento del mundo andino. ¿Cómo te consideras?
Admiro mucho a José María Arguedas. Él me señaló el camino de la Literatura. Su obra alimentó eficientemente mi trabajo literario. Yo conozco el mundo andino porque he vivido en él hasta mi juventud. Tengo el alma y el corazón andino.Es inevitable que escriba sobre la realidad de ese mundo, al que amo tanto. Muchos críticos, como Ricardo Gonzales Vigil, consideran que estoy caminando por las mismas huellas de Arguedas y me adjudica el honor de ser heredero de ese gran escritor, lo cual me estimula mucho. Yo creo que en el corazón de Arguedas siempre trinaba una especial calandria literaria. Y creo, que eso mismo me ocurre a mí. El alma andina tiene ese matiz; por eso, la lluvia, el agua, el sol, la música, los pájaros… se retratan en la vida de los hombres del Ande. Y ese sentimiento hace que yo escriba con el mismo sentimiento con que lo hacía el gran Arguedas…
–Al contrario de José María Arguedas tuviste una infancia andina feliz. ¿Esa es la fuente de tu inspiración?
En la novela “Recuerdos de lluvia” está plasmada mis vivencias infantiles en el campo, entre pájaros y árboles y mariposas, debajo de un cielo diáfano o nublado, debajo del sol o la luna, escuchando historias fantásticas de boca de los campesinos, al pie de un hermoso volcán llamado Sarasara, siendo acariciado por las frescas gotas de la lluvia y correteando entre frondosos maizales y alfalfares… ¿Quién no puede ser feliz en un mundo así? Arguedas también fue feliz en su infancia, aparte de las cosas nefastas e injustas en que vivió… Yo también, de niño, tuve momentos muy tristes y aciagos; pero, en general, el niño siempre vive muy feliz en esa etapa de la vida… Por eso, se dice que la niñez es la Edad de Oro en el ser humano… Y, por supuesto, esa existencia que llevé es la fuente de mi inspiración para yo escribir mi novela “Recuerdos de lluvia”, novela que se lo dedico a uno de mis grandes amigos de infancia, Carlos Santa Cruz Huamaní, a quien lo conocíamos con el nombre de el “Churcho”, por tener dañado uno de sus ojos y que, por eso, era tuerto…
– ¿En qué medida son autobiográficos tus libros?
Me atrevo a afirmar que la mayoría de escritores escribimos de una gran parte de nuestra propia existencia. A nuestros personajes les atribuimos una vivencia similar a la nuestra. Y yo me atrevo a afirmar que casi todas mis obras son autobiográficas. En ellas está una gran parte de mi vida. Hasta en las obras más fantasiosas está una gran parte de mi propia existencia. En mi persona, eso es inevitable…
– ¿Cómo recomendarías tus libros a los lectores?
A mis lectores que quieran conocerme más a fondo, les invito a que lean mis obras literarias. Así se enterarán de todas mis inquietudes, de mis sueños y anhelos. Quienes quieran vivir lo que yo viví, con todas mis alegrías y tristezas, lo harán al leer mis escritos literarios.
– ¿Qué necesitas para crear?, ¿Qué suele desatar tu melancolía?
Me sumerjo en la creación literaria cada vez que algún hecho cotidiano me conmueve, me impacta o me enternece. Si estoy viajando en bus, por ejemplo, y veo a una campesina o a un niño desvalido, se me enciende el candil de la creación y empiezo a tomar apuntes en mi memoria o en un papel. Acto seguido, ya en mi escritorio, empiezo a escribir incesantemente hasta quedar satisfecho de lo que estoy creando. Y, como tú dices, la melancolía es un sentimiento que despierta en mí el afán de escribir. Yo soy un hombre inexorablemente melancólico y depresivo, porque siempre estoy cavilando en hechos pasados en mi existencia remota. Esté donde esté, siempre recuerdo a mi pueblo y a mi familia y eso me angustia mucho y tengo que buscar un poco de ayuda en la música o en una tertulia musical, entre amigos. Confieso, pues, que –por eso- soy un irremediable bohemio…
– ¿Soñaste con llegar a ser el escritor que eres ahora?
Nunca. Para mí eso era un sueño muy lejano e inalcanzable. Pero, me gusta escribir y he estado persistiendo vehementemente en la escritura y creo que –ahora- he logrado posicionarme en un sitial inesperado y eso me reconforta mucho. Sin trajinar mucho en la soberbia y la pedantería, puedo decir que soy un escritor peruano, más o menos, reconocido a nivel nacional e internacional. Y todo esto me parece ser un sueño del que no quiero despertar… Llegar a esto, me ha costado mucho sudor y sufrimiento, incluso derramar muchas lágrimas. Bueno, que todo sea en bienestar de mi pueblo y mi gente humilde, a quienes quiero mucho…
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El escritor ayacuchano disertando en su casa de siempre...después de ser reconocido como uno de nuestros mejores autores de la actualidad |
– ¿Qué grandes maestros de la narrativa te han dejado una huella en tu carrera literaria?
En especial José María Arguedas, Ciro Alegría, César Vallejo y José Carlos Mariátegui. Además, también, escritores internacionales como: Juan Rufo, Pablo Neruda, Ricardo Güiraldes, Máximo Gorki, León Tolstoi, Juan Ramón Jiménez…
– ¿Cómo describimos tu evolución literaria?
Bueno, empecé a escribir en Ica, cuando estaba estudiando Agronomía. Abandoné esa carrera y me hice profesor para seguir escribiendo. Estudié Literatura y Lengua en La Cantuta. Gané, afortunadamente, muchos premios literarios y aquí me tienes siempre caminando en la senda de la Literatura que es mi pasión…
–¿Tú crees que se escribe mejor con el paso del tiempo?
Eso es relativo. A veces, se cree que sí. Pero, yo creo que escribía con más corazón estando joven, y fruto de esto es mi novela “Recuerdos de lluvia” que gusta a muchos… Pero, indudablemente, el paso de los años te madura y te hace escribir con mayor cuidado y responsabilidad…
– ¿Estás buscando otras formas de expresión?
No, sigo en mi misma línea y no pienso cambiar… A veces, escribo poesía y tengo algunos poemarios íntimos… Claro, en la actualidad, estoy escribiendo obras más extensas y amplias, como son las novelas. Por lo pronto, he abandonado el cuento y la literatura infantil…
– ¿En qué estado consideras que se encuentra la poesía peruana actual?
Creo que menos que antes; o sea, tengo la impresión de que ha bajado de nivel cualitativo. Antes, me gustaban muchos poetas como Gonzalo Rose, Washington Delgado, Antonio Cisneros, Leoncio Bueno, Alejandro Romualdo, Javier Heraud, Manuel Scorza, Víctor Mazzi… Ahora, han aparecido poetas muy herméticos, a quienes no entiendo y su temática ya dejó de ser social y comprometida… Y eso, realmente, no me atrae mucho…
– ¿Cómo ves a la juventud actual de Ayacucho, tu tierra?
Por una parte, me siento optimista por la juventud de algunos lugares como Huamanga y Huanta, en donde hay jóvenes que están leyendo y desarrollando una buena literatura. Por otra parte, me siento un poco pesimista porque una gran parte de la juventud ha adoptado una actitud de indiferencia frente a la cultura, salvo algunos casos como poetas y escritores del pueblo de Sacraca, quienes fueron mis alumnos y que están desarrollando una escritura de alto nivel. Una muestra de esto es que ya son dos profesores sacraqueños que han llegado a ganar el Premio Nacional de Educación HORACIO, en Literatura Quechua y en Novela, como son los casos de la profesora García Rubio y el profesor Santiago Curi Romero, ganadores de Literatura Quechua y Novela, respectivamente. Y, sobre todo, hay otro escritor sacraqueño que ya ha publicado libros y revistas, como es el caso de Teodoro Canales Romero, otro alumno mío, muy entusiasta y amante de la cultura… En cambio, en mi pueblo Pausa no ocurre esto, no me explico por qué… Es que las autoridades deben de tomar cartas en el asunto en lo que respecta a cultura e incentivar a la juventud con eventos culturales y recitales poéticos… Las autoridades solamente ponen mayor énfasis en obras de cemento y arena, y no en obras que abarquen lo espiritual y cultural en el ser humano… Aprovecho esta oportunidad, para confesar que, por mi parte, he presentado numerosos pedidos a los últimos alcaldes provinciales de mi pueblo para que apoyen a la cultura pausina publicando una obra mía para que se reparta gratuitamente a todos los colegios de la provincia y, hasta ahora, solo he recibido una mediocre indiferencia y un silencio absoluto…
– ¿Le interesa a la juventud la literatura, las tradiciones…?
Culturalmente hablando, creo que no. La juventud de ahora todo lo ve diversión frívola y malsana. Y, lamentablemente, si esto sigue así, muy pronto estaremos arrepintiéndonos por haber descuidado a nuestra juventud pausina… Y una forma de promover cultura en nuestro pueblo es, como te digo, publicando libros de nuestra región…
– Maestro. ¿Cómo calificas estos 45 años dedicados a la literatura?
No me arrepiento de haber escogido este camino. Me ha costado mucho esfuerzo y dedicación posicionarme en el lugar donde me encuentro. Y, de ese modo, trato de reposar en el regazo de la armonía y la paz…
– ¿Qué significan los reconocimientos en tu carrera literaria?
De todos modos, un reconocimiento literario estimula mucho y te empuja a seguir avanzando por el sendero que has escogido. En conclusión, los premios que he recibido me han ayudado a soñar y a anhelar todo lo bueno para mi pueblo…
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Su obra más emblemática |
– ¿Cuál es la mayor lección que has aprendido en estos años?
Ser modesto en mi condición y ser justo con todos los seres que me rodean. He aprendido a no ser indiferente ni egoísta frente a mis hermanos que sufren todo tipo de abusos e injusticias. Por eso, a la primera señal de abuso e injusticia, protesto a viva voz o por medio de la escritura… También, he aprendido que todo es lucha en la vida y nada se consigue por medio de adulaciones y artimañas; que eso es una bajeza sin nombre…
– ¿Cómo quisieras que te recuerden?
No me preocupa mucho eso. Que me recuerden como quieran, que eso me tiene sin cuidado… Dejaré mis escritos para que me recuerden con cariño y con rabia, según les impresione o les moleste mi obra… Nosotros somos muy injustos con los personajes históricos de nuestro pueblo, a quienes ya hemos olvidado y no hacemos nada por preservarlos y homenajearlos, cada año, evitando así que desaparezcan en las sombras del olvido… Sería muy interesante publicar libros sobre la vida de ellos para que nuestros niños se enteren y los valoren, fomentando así una identidad pueblerina y, por ende nacional… A propósito de esto, yo tengo una novela escrita sobre la vida de Jaime Guardia, con el título de “Este charango que toco”. Y, precisamente, es una obra que estoy pidiendo al actual alcalde para que sea publicada y distribuida en todas nuestras escuelas de la región…
–Maestro, ¿háblanos de tu último libro?
Mi último libro es “La noche y sus aullidos”, el libro ganador del Premio Internacional de Novela COPÉ DE ORO, convocado por Petroperú. Si ha llegado a ganar un premio internacional debe tener sus propios méritos. Además, no me gusta hablar mucho de esta obra porque me ha traído muchos sinsabores, por su temática que es la guerra popular que hubo en nuestro país. Digo que me ha traído muchos sinsabores porque, por decir una verdad por medio de la ficción, fui tildado de ser apologista de la subversión. Hice tal como hizo José María Arguedas, cuando él leyó los cuentos sobre los indios que escribían otros autores, quienes hacían aparecer a los indios como unos seres misteriosos y extraños. Él dijo que no eran así los indios y se propuso escribir tal como lo eran porque él los conocía bien, y habló de la ternura y de fuerza telúrica que tienen ellos, en el trabajo y en el arte. Yo hice lo mismo en mi novela ganadora: escribí tal como ocurrieron los hechos en Ayacucho, con toda la represión criminal e inhumana, las torturas, las desapariciones y violaciones de niñas… Y eso muchos mal informados lo tomaron como que yo estaba haciendo apología a la subversión de Sendero Luminoso… Todo eso me tiene sin cuidado. Mi libro se defiende solo y, para saber esto, hay que leerlo…
– ¿Cuáles son los sueños que perdiste para siempre?
Para siempre, no. Pueda que haya vida todavía en otra parte o dimensión y, allí, tal vez, se haga realidad mis sueños… Mis sueños son los mismos sueños de Arguedas, Vallejo o Mariátegui. Sueño con que entre todos los seres humanos haya justicia social, paz y armonía… Y esto solo se conseguirá en un ambiente totalmente socialista y humano, tal como lo anheló un gran luchador social, Jesucristo, y no en este capitalismo salvaje e inhumano, donde unos pocos viven espléndidamente y la gran mayoría padece hambre, abusos e injusticias…
–Hay muchas cosas que te hubiera gustado hacer. ¿Qué se quedó en el tintero de tu vida?
Uuuuuuuf, ¡hay muchísimas cosas que me hubiese gustado hacer! Ni hablar de eso…
–Ahora que están partiendo a la eternidad escritores famosos, con la edad. ¿Ha cambiado tu actitud ante la muerte?
Bueno, sinceramente, no le temo a la muerte. Los únicos que le podrían temer a la muerte son aquellos que han hecho acopio de dinero, con malas artes, en forma egoísta. Porque solo el egoísta teme a la muerte, porque eso quiere decir que otros disfrutarán de su delictuoso acaparamiento capitalista, mientras él se esté pudriendo en la tumba… Todos hemos de morir. Es la Ley de la vida. Y no nos llevaremos nada. Otros gozarán de nuestras riquezas y comodidades… Por eso, el pobre muere feliz… Vallejo murió feliz. Arguedas murió feliz. Miguel Gutiérrez murió feliz. José Antonio Bravo se fue tranquilo. Oswaldo se fue feliz, pidiendo que sus cenizas se esparzan sobre el Misti, esperanzado que éste despierte en erupción para sacarle la mierda a todos sus paisanos, que éstas fueron sus propias palabras…
– ¿Qué te dejó el pasado gobierno de Ollanta Humala, consideras que cumplió con la región Ayacucho?
Decepción total. Uno es presidente para cumplir con todos los peruanos. Fue un militar mediocre, tal como muchos lo tildaron acertadamente. Perdió la oportunidad de hacer un gobierno del pueblo y para el pueblo, y cayó bajo las zarpas del capitalismo…
– ¿Cuáles son tus ilusiones ahora?
Que mi pueblo llegue a vivir un universo justo y humano, sin hambre ni injusticias… Para eso, escribo y siempre seguiré escribiendo con esa intención… Soy un escritor comprometido, aunque a muchos no les guste eso…
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Sócrates recibiendo uno de tantos premios de su carrera literaria |
Bibliografía del autor
-Recuerdos de lluvia, 1989, Premio Nacional de Educación Horacio 1994
-Con llorar no se gana nada
-Siwarcito